En las Unidades de Cuidados Críticos los pacientes presentan estados hipermetabólicos y catabólicos intensos y un grado elevado de estrés por procesos quirúrgicos, traumáticos, sépticos y alteraciones térmicas. Se ha constatado que, en nuestro medio, un 40% de pacientes críticos están mal nutridos, lo que se asocia con un aumento de la morbilidad y de la mortalidad, ya que esta situación conlleva alteraciones bioquímicas, un rápido descenso del peso corporal, masa muscular e inmunidad. Diferentes estudios clínicos y experimentales confirman que la nutrición enteral preserva la estructura y función de la mucosa gastrointestinal manteniendo su efecto de barrera, puede evitar o reducir la translocación bacteriana, disminuir la respuesta catabólica y reducir la tasa de infecciones en el paciente crítico. Debe primar la elección de la NE sobre la parenteral siempre que sea posible, por generar menos complicaciones y de menor gravedad. Es más fácil de administrar, controlar y preparar, menos traumática, mejor tolerada por el paciente y más económica.
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